13 febrero 2013

Polvo... y basura a espuertas. Léon Bloy

De los Diarios de Bloy. Noviembre 1912:

17 de noviembre.- He recibido en la comunión esto que a continuación escribo:
   Voy a comulgar. El sacerdote ha pronunciado las palabras terribles que la piedad carnal llama consoladoras: DOMINE, NON SUM DIGNUS... Jesús va a llegar, y sólo tengo un minuto para prepararme a recibirlo... Dentro de un minuto, Él entrará en mi casa.
     Yo no recuerdo haber barrido esta morada donde Él va a entrar como un rey o como un ladrón, pues no sé qué pensar de esta visita. (...)
     Echo en ella una mirada, una pobre mirada de espanto, y la veo llena de polvo y de basura. En toda ella hay como un hedor de putrefacción e inmundicias.
     No me atrevo a mirar en sus rincones sombríos. En los sitios menos oscuros advierto horribles manchas, antiguas o recientes, que me recuerdan que he masacrado a inocentes, ¡tantos! ¡y con tanta crueldad!
     Los muros están cubiertos de podredumbre y chorrean frías gotas; me hace pensar en las lágrimas de tantos desdichados que me han implorado en vano, ayer, anteayer, hace diez, veinte, cuarenta años...
     Pero, ¡alto!... Allá, delante de esa puerta descolorida, ¿qué monstruo es ese acuclillado que hasta ahora no había notado y que se asemeja al que alguna vez entreví en mi espejo? Parece dormir sobre esa trampa de bronce, cerrada y encadenada por mí con tantas precauciones para no oír el clamor de los muertos y sus quejosos Miserere.
     ¡Ah, verdaderamente hay que ser Dios para no temer entrar en semejante casa!
     ¡Y aquí está!!! ¿Cuál será mi actitud, y qué voy a decir o hacer? 
     Absolutamente nada.
     Aun antes de que Él haya traspuesto mi umbral, ya habré dejado de pensar en Él, ya no estaré ahí, habré desaparecido, no sé cómo; estaré infinitamente lejos, entre las imágenes de las criaturas.
     Él estará solo y Él mismo limpiará la casa, ayudado por su Madre, de quien pretendo ser esclavo y que es, en realidad, mi humilde sierva.
     Cuando Ellos hayan partido, el Uno y la Otra, a visitar otras cavernas, yo volveré y traeré otras inmundicias." 


Léon Bloy, Diarios 1892-1917:  El peregrino de lo Absoluto (1910-1912). Selección, revisión y notas: Hernán J. González, 2007.

* No sé si el libro está editado, lo encontré en la red el mismo 2007, cuando andaba descubriendo a Bloy, y me lo encuaderné con un gusanillo. No os puedo dejar un enlace porque ya no lo encuentro. La entrada que os he copiado, del 17.11.2012,  no figura entre las seleccionadas por Cristóbal Serra para los Diarios publicados poco después en la Editorial Acantilado.